Por estos días de furor político, las reflexiones no tienen más alternativa que encaminarse por ese rumbo. Muchas son las cosas que se debaten en los parques, oficinas, buses, corredores, y por supuesto también en los espacios virtuales; parte de dichas argumentaciones es la conveniencia o no para el país de X o Y candidato; al respecto, y con todo respeto, considero que si el país tuviese la suficiente madurez política a la hora de elegir, indudablemente, el presidente sería Petro; decía Albert Einstein que: “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera”. En medio de un país confundido, con personas que creen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, lleno además de estigmatizaciones propias del estado; dónde además el estado es el principal autor del terrorismo, GUSTAVO PETRO ha sabido sostenerse firme y con la convicción de que la base de una democracia es el pueblo y no el gobierno. Pero eso no nos gusta, ya que nuestra mentalidad subyugada nos dice que el poder es de los poderosos y nosotros solo estamos acá como parte de la cadena de producción y enriquecimiento de unos pocos en este país; la democracia en Colombia es un sofisma ya que las leyes se manipulan al capricho de unos cuantos y en beneficio de unos cuantos, obviamente cercanos a los círculos de poder. Sobre Petro se han dicho muchas cosas, al igual que de todas aquellas personas que se atreven a hacer señalamientos con dedo y voz firme a las mafias gubernamentales y sobre todo a su cabeza visible, y los medios, artilugios capitalistas, se prestan para el juego de desprestigio con un pueblo ansioso de circo; en Colombia los noticieros están cada vez más cerca de convertirse en novela y eso, en combinación con la ausencia de crítica y reflexión, nos tiene sumidos en una profunda estupidez. 8 años de violencia estatal y de inequidad social han dejado profundas huellas en la sangre y en la mentalidad de los Colombianos, hoy incapaces de concebir una patria en paz, con igualdad de oportunidades y con dignidad para todos. Desafortunadamente, nos hemos venido acostumbrando a que la trampa está bien, a que la manipulación está bien, a que la limosna estatal está bien, a que el fin justifica los medios y con eso se han venido anquilosando nuestros sueños de un país mejor. En ese escenario, su candidatura es ideal, y seguramente así lo han visto sus contendores, quienes hoy en su afán de conquistar las masas ya empezaron a utilizar argumentaciones que han sido suyas desde el comienzo. Ánimo Dr. PETRO, con usted hasta la muerte por pura convicción…
viernes, 21 de mayo de 2010
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